Dedicada al mártir San Julián, se celebra su fiesta el 22 de agosto. La ermita es una de las más antiguas de La Iruela, así lo indica el pequeño artesonado de lacería mudéjar que cubre su presbiterio,  pieza digna de atención, que muy bien pudiera remontarse a los años finales del s.XV o tal vez más allá; siendo por muchas generaciones, hasta que se fundó la obra pía de San Martín y se construyó la ermita, el único centro religioso de aquellos contornos.

El santuario de San Julián, de una sola nave, con su esbelto campanario a la cabecera, se levanta gentil, resplandeciente de blancura bajos los peñascales de la Cuesta de la Losa, en la linea misma donde comienzan a diferenciarse las campiña y la sierra; constituye una bella estampa, en la que los cipreses ponen su contrapunto, dando al entorno un cierto aire monalcal.

Está orientada, la ermita, de saliente a poniente, con puerta de arco de medio punto a los pies, mide en su interior quince metro de fondo por cinco y medio de ancho. El presbiterio está  cubierto por un artesonado mudejar, al que ya hemos aludido y el resto de la nave, techado en lima, revestido de cañizo enlucido. Al lado del Evangelio tiene una pequeña sacristía, cuya superficie es de doce metros cuadrados. Además del altar mayor, hay dos altares laterales con sus correspondientes hornacinas.